lunes, 26 de octubre de 2009

Cartas de Cecilia


Con los alumnos de las Escuelas Medias 2 y 4 de Bragado participamos del Programa Jóvenes y Memoria de la Comisión Provincial por la Memoria. El 5 de noviembre iremos a Chapadmalal a presentar nuestro trabajo en el marco del VIII Encuentro.


Nuestra investigación, este año, quedó plasmada en un libro, Cartas de Cecilia, Historia de una desaparecida durante la dicatadura cívico militar (1976-1983).

Cecilia Luján Idiart nació en Bragado en 1955 y fue vista por última vez en la Brigada de Investigaciones de La Plata a fines de noviembre de 1977.


Investigación realizada por los alumnos de las Escuelas de Educación Media n° 2 y n°4 de Bragado:

Francisco Sánchez
Gimena Navarro
Joaquín Riera
Leonor Rodriguez Pratt
Lucía Costa, Pablo Pildain
Magdalena Gianzanti
Nicolás Lamazon
Victoria Juárez

Coordinación y puesta en texto:
María Cristina Alonso
(De la contratapa del libro)

Una tarde o una noche de 1977, una chica de poco más de veinte años escribe una carta para su familia. La escribe con birome en hojas blancas. Su letra, un poco despareja, da cuenta de una escritura que se hace con premura, acaso con desesperación. La chica escribe sobre cosas que, a simple vista, parecen triviales. Pide lana roja y azul para tejer, está haciendo una agarradera porque dice, con eso se entretiene.
En apariencia, leídas a más de treinta dos años del momento en que se escribieron, las cartas de Cecilia parecen inofensivos mensajes de una hija a su familia, las de una chica simple que repite que cree en Dios y que Dios la ayuda y le ha indicado el camino.
Pero no son cartas comunes como no lo fueron las circunstancias en que se escribieron. Este libro, realizado para el programa Jóvenes y Memoria, relata la historia de Cecilia Luján Idiart, una joven desaparecida en 1977 que participó-junto a otros seis jóvenes- de un extraño experimento de “recuperación” en la Brigada de Investigaciones de La Plata. Este grupo fue asistido “espiritualmente” por el cura Christian Von Wernich quien participaba en las torturas y en los interrogatorios. Los represores permitieron durante un tiempo que las familias los visitaran en cautiverio.
Cecilia fue secuestrada el 16 de diciembre de 1976 y fue vista por sus familiares, por última vez, a fines de noviembre de 1977.

jueves, 1 de octubre de 2009

Bartleby contado por una alumna


Leimos con mis alumnos de Polimodal de la Escuela Media 2 de Bragado el maravilloso texto de Melville, Bartleby, el escribiente. El relato está contado desde el abogado dueño de un estudio en Wall Street que contrata a un singular escribiente que sólo dice :"Preferiría no hacerlo", cuando se le pide algo. Finalizada la lectura les di una consigna de escritura: contar la misma historia desde otro punto de vista. Micaela escribió este texto desde el punto de vista de Bartleby.


Yo estaba en la oficina trabajando como lo hacía normalmente. Tenía a mí alrededor un grupo de personas realizando una serie de actividades. Mientras hacía mi labor me gustaba comer galletas de jengibre. Mi jefe me había colocado en un rincón cerca de una ventana que no tenia vista alguna.
Recuerdo que me daba muchas órdenes, que yo prefería no hacerlas. Él se quedaba mirándome sin entender mi actitud.
En la oficina también había otros trabajadores. Turkey era inglés, bajo y obeso. Era el ser mas juicioso y diligente que he conocido.
Nippers era un muchacho de unos veinticinco años, cetrino, melenudo y algo pirático, que padecía una ambición enfermiza.
Ginger Nut, era un muchacho de doce años que coleccionaba cáscaras de nueces.
Los días pasaban y mi jefe me exigía cada vez más para que yo hiciera las cosas. Yo por el momento me mantenía tranquilo y le dirigía mi palabra serenamente.
Yo había estado varios años trabajando en la oficina de cartas muertas, en Washington, y fui despedido por un cambio en la administración, por lo cual había perdido mis esperanzas de conseguir un nuevo trabajo. Tan sólo soy un simple espíritu situado en el más remoto rincón de esta oficina.
Debo decir que el jefe fue amable conmigo, me consideraba un ser extraño y para nada peligroso. Creo que nunca se atrevió a pensar que yo no pertenecía a su mundo.
Recuerdo que Nippers se molestaba cada vez que yo me negaba a cumplir con mi trabajo. Tomaba una actitud violenta, a tal punto que me quería pegar.
La oficina, era como mi casa, permanecía día y noche dentro de ella, por lo cual el jefe cada vez estaba más desconcertado. Claro, porque aquellas personas acostumbraban a trabajar y luego irse a sus hogares, pero yo no. En realidad, ese ser que daba órdenes, el tal jefe, en mi no tenia dominio alguno.
Fue un día en que él se cansó y decidió mudarse a otra oficina. La policía me buscaba a mí pero yo no había hecho más que quedarme tranquilo en aquel sitio.
Me llevaron a la cárcel y me entristecí mucho ahí, yo quería quedarme en el mismo lugar de siempre.
Me ofrecían comida, pero yo la rechazaba. Igual tenía libertad de andar por el patio de la cárcel.
Fue así que decidí volver a morir. Recuerdo los ojos de lamento del jefe, él hizo bastante por mi.
Ahora he vuelto, estoy aquí en la oficina y pienso quedarme y no cumplir con ninguna actividad, sólo comer galletas de jengibre y mirar por la ventana.