viernes, 14 de noviembre de 2014

Ciencia ficción, de Hernán Schillagi

El sueño cristalino de los peces


La Ciencia ficción es un género de la incomodidad y de la incertidumbre. Desde Historia verdadera de Luciano de Samosata hasta Under the dome de Stephen King, las historias que se cobijan bajo este género -y que van mutando a lo largo del tiempo con el derrotero de la experimentación humana- nos hablan más de nuestras incógnitas profundas que de los misterios del universo.
En su libro de poemas Ciencia ficción, el poeta mendocino Hernán Schillagi transita por los tópicos de este género para refundar territorios que la poesía no había recorrido. La poesía, dice Hernán citando a Alejandra Pizarnick, es “el lugar donde todo sucede.”
Y todo sucede en estos poemas de factura exquisita, poemas que nos van proponiendo múltiples lecturas. Aquí están los bradburyanos canales abandonados de Marte, la tierra roja, la voz de los antiguos habitantes del planeta y sus barcas como luciérnagas fugaces. Acaso volvemos, en “luces extrañas”, al imaginario encuentro, en una solitaria carretera,  ya no de seres de mundos distintos sino de dos seres que intentan ciertas comprobaciones: “si has resuelto/ nacer conmigo otra vez”
La poesía es en sí misma un viaje, un aliento que le insufla vida al barro y abre los ojos del monstruo, una nave que nos lleva al  misterio de la creación, un artefacto con escotillas por las que vemos pasar nuestros recuerdos pero también los mundos que aún no hemos soñado.
Poemas que nos traen imágenes de las múltiples regiones de la literatura, como un cohete que deambula por las galaxias de un género hasta no hace mucho poco prestigiado, vamos del monstruo de Mary Shelley , al mano de Oesterheld de cuya “garganta nace un himno de muerte”, las palabras finales de Nemo luchado con su rencor como un monstruo de acero, el contador automático de estrellas que imagina Roberto Arlt en El juguete rabioso, y las calles hechas de niebla de la Londres por la que Stevenson hizo deambular la dualidad de Jekyll.
Como toda buena literatura, los poemas de Hernán nos devuelven más preguntas que respuestas, porque el futuro que construye la ciencia ficción y  que merodea en este libro está lleno de preguntas que viajan “como una roca encendida/ de un extremo a otro de los sueños/ y en esa distracción de la muerte/ podré robarte las preguntas/ que ya me esperan en el futuro” (viaje en el cometa).

En estos poemas hay dioses derrotados y  mundos exteriores  explorados  por “navegantes telúricos de los doce tomos de la enciclopedia salvat”. Lo lejano y lo cotidiano como territorios íntimos enfrentados a lo insondable, señales de humo hacia el firmamento que interrogan. 

Poemas que nos cuentan que estamos solos en el universo, que “somos el sueño cristalino de los peces/ que avanzan dormidos por la noche del mar”


 Hernán Schillagi nació en 1976 en la ciudad de San Martín (Mendoza, Argentina). En su paso por la Facultad de Filosofía y Letras (UNCuyo) fundó y dirigió las revistas literarias Molinos de viento, Ulyses y la mural Tatuaje Falso. Además integró los grupos parapoéticos Dark es dark y Codama. Obtuvo la primera mención en poesía en el Certamen Literario Vendimia 2000. En el año 2002, Mundo Ventana, su primer poemario, fue publicado por Libros de Piedra Infinita, editorial que dirige junto a Fernando G. Toledo. En 2006 participó en la organización de ciclos de cine, recitales de música, exposiciones de arte y actos de memoria activa con el grupo Itinerante Cultura móvil para toda la Zona Este. Actualmente ejerce la docencia en Lengua y Literatura, publica sus textos en el blog Ciudadeseo y El Desaguadero y colabora con sus reseñas en el suplemento Escenario del Diario UNO de Mendoza. A comienzos de 2008 apareció, en la Colección de Poesía Desierta, Pájaros de tierra (Libros de Piedra Infinita). Fue galardonado con el Primer premio en el Certamen Literario Vendimia de poesía 2008 con el libro Primera persona.