sábado, 20 de febrero de 2010
Horacio Quiroga, salvaje y escritor
Horacio Quiroga (Salto, 1878 - Buenos Aires, 1937) fundó la narrativa hispanoamericana contemporánea. Incorporó el paisaje americano a sus cuentos, esa selva misionera que tanto le impactó hasta el punto de romper con su vida de intelectual urbano. Desafió a la naturaleza que lo ponía a prueba constantemente, ese desafío está en su escritura. Quiroga escribe la selva y piensa cómo escribirla. Teorizó acerca de la escritura y escribió el famoso Decálogo del perfecto cuentista.
Tuvo conciencia de que quería ser un escritor profesional y quiso vivir de lo que escribía. También se quejó de las ingratitudes del mundo editorial. Si hubiera tenido que vivir de sus libros se habría muerto de hambre.
Escribió para revista populares de su época: Caras y Caretas, la Novela Semanal, y también en los diarios La Nación y La Prensa.
Escritor e inventor: destiló naranjas, fabricó carbón, elaboró resinas , mosaicos de bleck y arena ferruginosa, construyó canoas, cosió su propia ropa y levantó con sus manos la casa de la selva. También construyó su propio mito, el del hombre que encuentra en la naturaleza la materia de su obra literaria.
Dato curioso: en 1919 se hizo cargo de la sección "Los estrenos cinematográficos" en la revista Caras y Caretas. Allí criticó los nuevos filmes y escribió sus reflexiones sobre el séptimo arte. En su cuento El espectro aparece la idea de que los actores muertos siguen viviendo cada vez que se proyecta una película.
Mucho más tarde, Woody Allen filma La rosa púrpura del Cairo con el mismo tema.
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