Piglia dice que en el fondo todos los relatos cuentan una investigación o cuentan un viaje. En este relato hay un viaje a Córdoba contratada por la Subsecretaría de Igualdad y Calidad Educativa del Ministerio de Educación para dar un curso sobre Literatura Juvenil capacitando a docentes en once ciudades de esa provincia en ocho días. Todo un rally que implicó subir y bajar de colectivos diversos y conocer lugares y gente impensada.
Entre los apuntes de mi viaje está una iglesia de color rosa confite salida de un cuento infantil en una pequeña ciudad, Villa El Totoral, recortada contra un cielo sin nubes en la calma de las tres de la tarde, la emoción de ver por la ventanilla del colectivo un cartel en el que se leía Barranca Yaco, el lugar donde los Reinafé mataron a Juan Facundo Quiroga y enterarme de que muy cerca pasaba el Camino Real que, en tiempos de la colonia, llevaba a carretas y diligencias al Alto Perú. Un docente que dijo haber leído “Doctor Tetric y doctor Morbis además de Pablo De Santis, unas empanadas riquísimas mientras afuera el cielo se desplomaba y yo temía que se cerraran los caminos y no pudiera regresar, un sinfín de arcoíris colgados entre las sierras de regreso por el Camino de las Altas Cumbres, un grupo de profesoras jóvenes de Bell Ville que contaban cómo leían textos interesantes con los alumnos, un viento terrible en Río Tercero que amenazaba con llevarse las chapas del local donde dictaba mi curso, muchas personas amables que me recibieron con afecto y que daban ganas de quedarse para compartir charlas y amistad. También una tarde de domingo por la feria de artesanos de Córdoba capital, entre músicas y confidencias.
De cada lugar me llevé un color, una sonrisa, una palabra de afecto. Córdoba es una provincia que hace mucho por la educación y eso se ve en todos lados.
Fue un recorrido geográfico y también literario, ciudades y libros fueron armando un itinerario de experiencias que fui acumulando en mi valija a medida que pasaba por Córdoba Capital, Cruz del Eje, Cosquín, Río Cuarto, Bell Ville, Río Primero, San Francisco, Morteros, Villa Dolores, Ría Tercero y Villa El Totoral.
Para todos los docentes que asistieron al curso mi agradecido recuerdo.
Entre los apuntes de mi viaje está una iglesia de color rosa confite salida de un cuento infantil en una pequeña ciudad, Villa El Totoral, recortada contra un cielo sin nubes en la calma de las tres de la tarde, la emoción de ver por la ventanilla del colectivo un cartel en el que se leía Barranca Yaco, el lugar donde los Reinafé mataron a Juan Facundo Quiroga y enterarme de que muy cerca pasaba el Camino Real que, en tiempos de la colonia, llevaba a carretas y diligencias al Alto Perú. Un docente que dijo haber leído “Doctor Tetric y doctor Morbis además de Pablo De Santis, unas empanadas riquísimas mientras afuera el cielo se desplomaba y yo temía que se cerraran los caminos y no pudiera regresar, un sinfín de arcoíris colgados entre las sierras de regreso por el Camino de las Altas Cumbres, un grupo de profesoras jóvenes de Bell Ville que contaban cómo leían textos interesantes con los alumnos, un viento terrible en Río Tercero que amenazaba con llevarse las chapas del local donde dictaba mi curso, muchas personas amables que me recibieron con afecto y que daban ganas de quedarse para compartir charlas y amistad. También una tarde de domingo por la feria de artesanos de Córdoba capital, entre músicas y confidencias.
De cada lugar me llevé un color, una sonrisa, una palabra de afecto. Córdoba es una provincia que hace mucho por la educación y eso se ve en todos lados.
Fue un recorrido geográfico y también literario, ciudades y libros fueron armando un itinerario de experiencias que fui acumulando en mi valija a medida que pasaba por Córdoba Capital, Cruz del Eje, Cosquín, Río Cuarto, Bell Ville, Río Primero, San Francisco, Morteros, Villa Dolores, Ría Tercero y Villa El Totoral.
Para todos los docentes que asistieron al curso mi agradecido recuerdo.
1 comentario:
Hice tantos cursos en mi carrera, por necesidad, por conviccion o por gusto. Estar participando del curso dictado en Totoral abre la esperanza de que hay aun gente como Cristina bien preparada, que sabe, que lee, que comparte ideas o no, pero que da gusto relacionarse con ella. Aun no realizo la tarea, pero que hayas compartido tu tiempo y conocimiento ese dia me hizo muy bien, saludos cordiales, Marcela Pellegrini, bibliotecaria de Jesus Maria
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