La nieta del señor Linh, de Philipe Claudel
Hermosa fábula sobre la soledad, el desarraigo, la amistad y la indefensión de las personas cuando son obligadas a dejar su tierra.
Esta es la historia de una amistad entre dos seres solitarios. El señor Linh, un anciano que ha vivido en el pequeño microcosmos de su aldea y ha perdido a su familia en la guerra, llega a un país extraño como refugiado, del que desconoce su idioma y sus costumbres. Cargando a su nieta, se aferra a ella para sobrevivir. El señor Bark es un hombre solitario que ha perdido a su mujer y fuma su soledad sentado en un banco frente al parque de diversiones donde ha trabajado. Estas dos soledades se encuentran y, aunque ninguno entiende la lengua del otro, se crea entre ambos un lazo de amistad y respeto.
Una pequeña obra de arte llena de ternura con un final sorprendente.
Novecento de Alessandro Baricco, La leyenda del pianista en el océano, otro pequeño gran libro. Es la historia de un niño de pocos días que aparece sobre el piano de cola del salón de baile del transatlántico Virginian, que hace la ruta entre Europa y América. El maquinista del barco, Dany Boodman se hace cargo de él, lo bautiza como T. D. Lemon Novencento. El niño crecerá en el barco, se convertirá en el pianista más fabuloso de todos los tiempos. Un texto poético, escrito como un monólogo teatral que también fue llevado al cine.
Adiós Hemingway, de Leonardo Padura.
Leonardo Padura es un escritor cubano que ha escrito una saga policial cuyo detective es el ex policía Mario Conde. En esta novela la historia se dispara a partir del hallazgo de un cadáver enterrado bajo un árbol abatido por un vendaval en Finca Vigía, la casa de Hemingway en Cuba, cuarenta años después de su muerte.
La historia transcurre en dos planos. El de la investigación que hace conde para descubrir quién es el muerto y qué relación ha tenido con el escritor y en los últimos días que pasa Hemingway en Cuba, en 1958, antes de partir definitivamente. Impagable la construcción del personaje de Hemingway, envejecido y final.
Hermosa fábula sobre la soledad, el desarraigo, la amistad y la indefensión de las personas cuando son obligadas a dejar su tierra.
Esta es la historia de una amistad entre dos seres solitarios. El señor Linh, un anciano que ha vivido en el pequeño microcosmos de su aldea y ha perdido a su familia en la guerra, llega a un país extraño como refugiado, del que desconoce su idioma y sus costumbres. Cargando a su nieta, se aferra a ella para sobrevivir. El señor Bark es un hombre solitario que ha perdido a su mujer y fuma su soledad sentado en un banco frente al parque de diversiones donde ha trabajado. Estas dos soledades se encuentran y, aunque ninguno entiende la lengua del otro, se crea entre ambos un lazo de amistad y respeto.
Una pequeña obra de arte llena de ternura con un final sorprendente.
Novecento de Alessandro Baricco, La leyenda del pianista en el océano, otro pequeño gran libro. Es la historia de un niño de pocos días que aparece sobre el piano de cola del salón de baile del transatlántico Virginian, que hace la ruta entre Europa y América. El maquinista del barco, Dany Boodman se hace cargo de él, lo bautiza como T. D. Lemon Novencento. El niño crecerá en el barco, se convertirá en el pianista más fabuloso de todos los tiempos. Un texto poético, escrito como un monólogo teatral que también fue llevado al cine.
Es un novelón de casi 600 páginas, pero de esos novelones que no nos dejan hasta acabarlo. Cuenta la historia de una costurera en los agitados años de la Guerra Civil española y los años posteriores.
Es de esas novelas que crean un mundo tan amueblado que es difícil salir de él. Tetuán, Tánger y el Madrid de posguerra están descriptos con precisión y frescura.
Hay personajes ficticios muy interesantes, como el de Candelaria. Y es una novela de aventuras con todos los condimentos. Por momentos la autora se excede en la cantidad de datos históricos que el personaje- narrador de la modista no puede conocer. A Dueñas le jugó en contra la historiadora. Pero es una placentera lectura de verano.
Es de esas novelas que crean un mundo tan amueblado que es difícil salir de él. Tetuán, Tánger y el Madrid de posguerra están descriptos con precisión y frescura.
Hay personajes ficticios muy interesantes, como el de Candelaria. Y es una novela de aventuras con todos los condimentos. Por momentos la autora se excede en la cantidad de datos históricos que el personaje- narrador de la modista no puede conocer. A Dueñas le jugó en contra la historiadora. Pero es una placentera lectura de verano.
Adiós Hemingway, de Leonardo Padura.
Leonardo Padura es un escritor cubano que ha escrito una saga policial cuyo detective es el ex policía Mario Conde. En esta novela la historia se dispara a partir del hallazgo de un cadáver enterrado bajo un árbol abatido por un vendaval en Finca Vigía, la casa de Hemingway en Cuba, cuarenta años después de su muerte.
La historia transcurre en dos planos. El de la investigación que hace conde para descubrir quién es el muerto y qué relación ha tenido con el escritor y en los últimos días que pasa Hemingway en Cuba, en 1958, antes de partir definitivamente. Impagable la construcción del personaje de Hemingway, envejecido y final.
1 comentario:
hola profe muy buenoo su blog besos
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