domingo, 10 de agosto de 2008

La poesía de Héctor Cattolica

Lentamente, Héctor Cattolica va apareciendo a través de su obra. Una obra dispersa, casi inhallable. Sus dibujos están humedeciéndose en una peniche en el Sena y, todavía, nadie puede decirnos cómo encontrarla. Si bien fue por sobre todas las cosas un artista gráfico, también se interesó por la poesía y, hasta donde conocemos, publicó un solo libro: A falta de otra cosa.
No hace mucho encontré en el Google una oferta de este ejemplar en Mercado Libre. Se lo comuniqué a Mariano Gerbino que proyecta una película sobre Cattolica y él lo compró inmediatamente. Es un volumen dedicado por el autor a Fanny Gorostizaga y a Rómulo, acaso amigos de Buenos Aires. El libro fue editado en 1960 y la dedicatoria está fechada el 30 de agosto de 1961. En ese año Héctor estaba viajando por Europa, había visitado el pueblo de su padre y había vivido un año en el país vasco. Recién regresará a la Argentina en 1969 cuando ya se había instalado en París y había participado de la revuelta del mayo francés.
Leerlo después de haber escrito su biografía en Cattolica pero anarquisto, un artista gráfico en París ha sido para mí muy emocionante. Rastrear su obra fue una empresa compleja y me hace pensar que ese libro que publiqué en 2007 no se ha cerrado aún. Que Héctor Cattolica recién ahora, después de mi investigación, va dejando escuchar su voz.
Aquí va uno de los poemas que integran el libro.

MI PADRE ALBAÑIL
Por Héctor Cattolica

Estoy lejos. Mi padre vive tal vez
con sus arrugas, su trabajo
que adelgaza la cal en el muro
la cara de mi madre y el mantel blanco
cuando era niño
en la humedad de los cimientos
junto a los ladrillos ordenados.

Ya nadie vendrá a buscarme:
el tiempo ha crecido a expensas de mi cuerpo
mi juventud se registra en las canas de mi padre
le duele en la cintura.

Yo quisiera, hermano pájaro,
decirte que él es italiano y estoy lejos
que emigró hace cuarenta años de sus padres y
yo soy su hijo y tú eres pájaro y eres albañil
como mi padre.

El no tiene nuestra vida.
el levanta cuatro paredes y se duerme
porque nadie vendrá a buscarlo
para andar otra vez por la nieve, bajo el sol, hasta su tierra.

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