

Es el tema del doble, el doppelgänger (palabra alemana aplicada al doble fantasmagórico de una persona viva). El doble posee una personalidad opuesta a la de la persona real o a la que usurpa su lugar. Si uno es bueno, su doble será malvado. Y viceversa.
El doble puede darse de maneras distintas. El desdoblamiento, en el que caben dos posibilidades: que las dos encarnaciones de un mismo individuo se excluyan mutuamente, con lo que queda descartada cualquier posible interacción entre ellas (como ocurre en el caso del doctor Jekyll y Mr. Hyde en la novela de Stevenson) o que ambas coexistan en un espacio y un tiempo, siendo posible entonces la interacción, incluso verbal, entre ellas. Este último es el caso de El doble, de Dostoïevski, y del cuento de Poe, William Wilson, en donde dos individuos iguales no sólo confluyen en un mismo marco espacio-temporal, sino que establecen una relación.
Otra variante es la de los hermanos gemelos, separados al nacer, idénticos en su aspecto pero opuestos en su accionar que representan, físicamente, el miedo más ancestral que se esconde en nuestra mente desde que nacemos hasta que morimos: el miedo a nosotros mismos. Además, sin ser necesariamente gemelos, basta recordar casos como Anfión y Zeto, Rómulo y Remo y por supuesto, Caín y Abel. La literatura se hermana con la historia en esa dramática búsqueda de la propia identidad.
El tema de los gemelos es tan antiguo como la propia humanidad. Aparece ya en el Antiguo Testamento, en la modalidad de los gemelos enfrentados u opuestos (Esaú y Jacob). Los hermanos gemelos, juntos forman la persona humana. Viven y existen juntos, pero todavía no son la unidad. Es necesario «unirlos» para formar la totalidad. Aunque juntos, observamos en estos hermanos niños los dos lados de la naturaleza humana: el uno es agresivo y el otro dulce, el uno es el extrovertido y el otro el introvertido.
En Prí

Como mendigo, Eduardo descubre las necesidades de su pueblo y Tom que disfruta la vida acomodada del palacio se comporta como un soberano sensible y preocupado por las necesidades de su pueblo aunque se siente solo y prisionero de ese mundo de riquezas.
Otros textos que trabajan el tema del doble: E.T.A. Hoffmann: Los elixires del diablo Henry James: El rincón feliz, Italo Calvino: El vizconde demediado, José Saramago: El hombre duplicado, Mario Benedetti: "El otro yo", Julio Cortázar: "Lejana", "La noche boca arriba", "Axolotl", "El otro cielo" , "Las armas secretas", Jorge Luis Borges:"El inmortal", La muerte y la brújula, "Borges y yo" , "El otro"
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