En Gaiman, Chubut, hay una casa de piedra, la primera que dio origen al pueblo construida en 1874 y que aún hoy está en pie. Hay un túnel de 1904 que es una oscura caverna por la que pasaba el viejo tren. Un túnel de más de doscientos metros que atraviesa las bardas y que aún habla de aquellos tiempos en que el ferrocarril dio origen a las ciudades de Trelew y de Puerto Madryn. Hay casas de té que reviven la ceremonia que incorporaron los colonos galeses y donde se puede disfrutar no sólo de esa infusión sino también de la típica torta negra, los escones, el pan casero, las tortas de chocolate y de fruta.
En Gaiman las calles anchísimas están llenas de misterios y de historias de esforzados pioneros que convirtieron a la soledad de la meseta patagónica en un lugar fascinante y de los pueblos originarios, los tehuelches, que compartieron en armonía una difícil geografía. En la plaza pasan los canales que se construyeron en 1867 y que circundan el valle, diseñados para llevar el agua desde el río Chubut a las tierras cultivables.
Como esos esforzados pioneros, la Comisión directiva de la Biblioteca Ricardo Jones Berwyn trabaja cada año incansablemente por amor a los libros, a los escritores y a sus mundos organizando la Feria Provincial del libro de Chubut. Estella Marys Dodd es su presidenta y este año reeditó la número 25. Su lema fue “25 años entre libros y lectores”.
Celebrada del 4 al 7 de junio último, la Feria reunió a un multitudinario grupo de escritores, actores y cantantes que se dieron cita para hacer talleres, leer sus poemas, presentar libros, dar charlas y conferencias.
Instalada en el Gimnasio Municipal, la inauguración contó con la presencia de autoridades provinciales y nacionales. Como no podía ser menos en un lugar donde la literatura circula con naturalidad, en una pequeña ciudad donde no sólo hay una feria del libro de importancia regional sino también un festival anual de canto y poesía, el Eisteddford, el intendente, que es profesor en letras, habló de la locura de leer invocando al Quijote.
Llegué a Gaiman con la sensación de haber arribado a una geografía mítica y desolada. Me encontré con personas amables y cultas. En el marco de la feria di un curso sobre Literatura infantil y juvenil a docentes de la zona - maestras, bibliotecarios- que me demostraron que en cualquier rincón del país, la escuela es el lugar de la esperanza, el territorio en el que la cultura se recrea y el amor a la lectura se comparte. Con los treinta docentes que asistieron al curso -aprobado por el Ministerio de Educación de Chubut - hablamos de la aventura de leer y pensar la literatura que compartimos con nuestros alumnos y sentimos, durante esas jornadas y en el resto de las actividades de la Feria, la potencia liberadora de la palabra.
Actividades como las que ocurrieron en Gaiman reavivan la pasión por la lectura, el deseo de democratizarla, de hacerla libre y abierta para todos.
La noche del domingo, mientras subía al avión para emprender el regreso, miré la enorme luna que alumbraba el paisaje patagónico y pensé que las imágenes y las historias que llevaba en mi memoria no se iban a borrar más.
Con la misma pasión que trajeron los galeses llegados en el velero Mimosa en 1865, los integrantes de la Comisión organizadora de la Feria trabajan año a año para hacer tangibles los mundos de la imaginación.
En Gaiman las calles anchísimas están llenas de misterios y de historias de esforzados pioneros que convirtieron a la soledad de la meseta patagónica en un lugar fascinante y de los pueblos originarios, los tehuelches, que compartieron en armonía una difícil geografía. En la plaza pasan los canales que se construyeron en 1867 y que circundan el valle, diseñados para llevar el agua desde el río Chubut a las tierras cultivables.
Como esos esforzados pioneros, la Comisión directiva de la Biblioteca Ricardo Jones Berwyn trabaja cada año incansablemente por amor a los libros, a los escritores y a sus mundos organizando la Feria Provincial del libro de Chubut. Estella Marys Dodd es su presidenta y este año reeditó la número 25. Su lema fue “25 años entre libros y lectores”.
Celebrada del 4 al 7 de junio último, la Feria reunió a un multitudinario grupo de escritores, actores y cantantes que se dieron cita para hacer talleres, leer sus poemas, presentar libros, dar charlas y conferencias.
Instalada en el Gimnasio Municipal, la inauguración contó con la presencia de autoridades provinciales y nacionales. Como no podía ser menos en un lugar donde la literatura circula con naturalidad, en una pequeña ciudad donde no sólo hay una feria del libro de importancia regional sino también un festival anual de canto y poesía, el Eisteddford, el intendente, que es profesor en letras, habló de la locura de leer invocando al Quijote.
Llegué a Gaiman con la sensación de haber arribado a una geografía mítica y desolada. Me encontré con personas amables y cultas. En el marco de la feria di un curso sobre Literatura infantil y juvenil a docentes de la zona - maestras, bibliotecarios- que me demostraron que en cualquier rincón del país, la escuela es el lugar de la esperanza, el territorio en el que la cultura se recrea y el amor a la lectura se comparte. Con los treinta docentes que asistieron al curso -aprobado por el Ministerio de Educación de Chubut - hablamos de la aventura de leer y pensar la literatura que compartimos con nuestros alumnos y sentimos, durante esas jornadas y en el resto de las actividades de la Feria, la potencia liberadora de la palabra.
Actividades como las que ocurrieron en Gaiman reavivan la pasión por la lectura, el deseo de democratizarla, de hacerla libre y abierta para todos.
La noche del domingo, mientras subía al avión para emprender el regreso, miré la enorme luna que alumbraba el paisaje patagónico y pensé que las imágenes y las historias que llevaba en mi memoria no se iban a borrar más.
Con la misma pasión que trajeron los galeses llegados en el velero Mimosa en 1865, los integrantes de la Comisión organizadora de la Feria trabajan año a año para hacer tangibles los mundos de la imaginación.
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