lunes, 21 de julio de 2008

Robert Louis Stevenson, Tutsitala

Jefe samoano y
Robert Louis Stevenson
Los nativos de la isla de Samoa a donde fue a dejar sus huesos llamaban a Robert Louis Stevenson, Tutsitala, que en samoano quiere decir narrador de historias. Había nacido en Edimburgo, Escocia, en 1850 -su padre era constructor de faros- pero recorrió el mundo en viajes aventureros que le inspiraron cuentos como Los Mares del Sur.
Stevenson fue uno de los últimos grandes exploradores de la tierra recorrida con el afán puramente literario. Sus historias llenas de forajidos y piratas recogidas en su deambular por el mundo.
Navegó en canoa, recorrió regiones a lomo de mula, pasó su luna de miel en una mina de plata abandonada, viajó por Australia, Francia, Suiza, Estado Unidos. Finalmente alquiló un yate y atravesó el Pacífico con toda su familia. En Upolu, una isla de Samoa construyó su casa. Allí se hizo amigo de los nativos y se interesó por sus costumbres. Frente al mar samoano está su tumba, en la ladera del monte Baea.
“Escriban mi biografía si lo desean. Pero háganlo rápido, porque cuatro años después de mi muerte ya me habrán olvidado”, había escrito Stevenson sin saber que sus novelas han sido leídas a través del tiempo por generaciones de jóvenes y, muchas de sus historias, inmortalizadas en el cine. La isla del Tesoro (1883), El extraño caso del Dr Jekyl y Mr Hyde (1886), El amo de Ballantrae (1889) y un puñado de cuentos entre los que se destaca El profanador de tumbas, publicado en 1895). Este relato lleno de sugestión y misterio fue llevado al cine por Robert Wise en 1945 en el que Gray fue interpretado por Boris Karloff, el actor que inmortalizó a Drácula.
De La isla del Tesoro aún se escucha la famosa canción de piratas “Quince hombres van en el cofre del muerto/ ¡Ya-ho-ho! Y una botella de ron! La bebida y el diablo se llevaron el resto ¡Ya-ho-ho!” y Tusitala, el narrador de historias, nos vuelve a introducir en la noche de sus invenciones mientras recorremos sus páginas.

1 comentario:

Unknown dijo...

admiro mucho a Stevenson porque, además de ser un gran escritor,nos enseñó que la literatura no se encuentra en un libro lleno de palabras como pueden suponer algunos, sino que nos dejó la enseñanaza de que "todo buen relato debe repetirse en mil imágenes coloreadas al ojo del que las evoca"... entonces puedo imaginarme a Mme.Bovary desplazando sus dedos por un mapa de paris y transportandose a ese lugar tan hermoso o soñar con Gulliver cuando es sujetado con los dedos índice y pulgar de la cintura por los gigantes de Brobdingnag... y ésto es lo maravilloso de leer literatura,que nos transporta a lugares que jamás imaginamos y además quedan imágenes de ello en nuestra memoria.
gracias Cristina por contagiarme un poquito esa pasión que tiene por la literatura. Betiana