Por amor a la literatura
En Villalonga comienza la Patagonia y, cada dos años, se inicia una experiencia casi inédita en el país. Una bibliotecaria que desde muy niña supo que a la realidad hostil se la conjura con la imaginación, organiza un encuentro bienal e internacional de escritores. En este caso, el realizado entre el 18 y el 22 de febrero fue el noveno. Y no es poco si se piensa que Villalonga queda lejos de todo y que los que concurren son escritores y artistas que viven a miles de kilómetros de distancia pero que lo hacen porque saben que allí, en ese pueblo cebollero, acosado por la sequía, encuentran un espacio para confraternizar, hacer circular sus trabajos, recibir los premios de los concursos de cuento y poesía, asistir a talleres, escuchar buena música.
La gestora de este encuentro es María del Tránsito Zúñiga, una mujer que un día se propuso que todo el pueblo leyera y, desde la biblioteca de la Sociedad Agrícola Ganadera de Villalonga comenzó a acopiar libros, escribirse con autores consagrados, hacer circular en fotocopias los cuentos de los pobladores que hablaban del mundo y las vicisitudes que les había tocado en suerte. En un silencioso trabajo de difusión de la literatura, creó un taller literario, denominado “Cómplices de sueños” que, desde hace más de dieciocho años, reúne a chicos que escriben poesías y cuentos y participan de concursos en los que han obtenido importantes premios.
“A veces, dice Mary Zúñiga, vienen los trabajadores rurales que pasan dos o tres meses sin regresar a la ciudad a buscar libros. Se los llevan de a dos o de a tres y los devuelven con las tapas ajadas, impregnadas de tierra, pero leídos, y entonces la biblioteca cumple su cometido, dar de leer, alimentar el espíritu, abrir mundos en lugares donde el trabajo es rudo y sin descanso”.
La Biblioteca Raúl Entraigas es un espacio luminoso atiborrado de libros y plantas y, desde una ventana se ven los campos sedientos de lluvia. “Con estos –señala una pequeña biblioteca de libros de la colección Corín Tellado de tapas cien veces abiertas- empiezan los lectores no entrenados, por aquí los entusiasmo.”
Pero la biblioteca es mucho más vasta, tiene ediciones de clásicos y contemporáneos y de los escritores que asisten a los encuentros y dejan sus producciones.
Mary vivió en su juventud en el campo y casi sin instrucción, se convirtió en una lectora voraz, cuando no había libros se conformaba con los diarios que llegaban a su cocina envolviendo los alimentos. Sed de palabra tuvo Mary desde siempre y la fue saciando cuando terminó el secundario de grande y luego estudió la carrera de bibliotecología.
Por sobre todo ama a la poesía, y desde los inicios sintió que esa pasión debía ser socializada. De esa manera empezó por los más chicos que llevaban libros a sus casas y convertían en lectores a sus padres.
Viajera constante llevando a sus chicos poetas a encuentros y certámenes fue conociendo a otros escritores y así ideó los encuentros en Villalonga que se han sucedido ininterrumpidamente desde 1992 y a los que han asistido nombres célebres de la literatura como María Kodama que estuvo en dos oportunidades, el poeta Hugo Mujica, la cuentista Poldy Bird, la poeta Esther de Izaguirre entre otros.
En este último encuentro al que asistí como otros años en calidad de jurado del concurso de cuentos, estuvieron presentes entre otros: Alfonso Nassif, poeta de Santiago del Estero, Ricardo Altamirano poeta y profesor chileno, el fotógrafo platense Xavier Kriscautzky, el narrador Blas Tadeo Cáceres de Comodoro Rivadavia, la poeta mapuche Liliana Ancalao, Virginia Beccaria, licenciada en comunicación que homenajeó a Alfonsina Storni y artistas plásticos “Chelo” Candia, Maggie Koenigsberg y Duilio Pierre que hicieron un mural de homenaje a Alfonsina Storni y a Violeta Parra.
La plaza de Villalonga vio transitar durante cuatro días a más de cincuenta invitados, que se alojaron en un complejo habitacional de la parroquia y en los hoteles del pueblo. El más fascinante, a 7 Km. de la planta urbana, Los gauchos, está contiguo a una laguna de sal cuya soledad evoca las pinturas metafísicas de Giorgio de Chirico.
Como la Colonia Vela de Soriano, la Santa María de Onetti, la Yoknapatawpha de Faulkner o el Macondo de García Márquez, Villalonga parece un lugar ficticio, un extraño paraíso donde los lectores y escritores encuentran su patria.
La gestora de este encuentro es María del Tránsito Zúñiga, una mujer que un día se propuso que todo el pueblo leyera y, desde la biblioteca de la Sociedad Agrícola Ganadera de Villalonga comenzó a acopiar libros, escribirse con autores consagrados, hacer circular en fotocopias los cuentos de los pobladores que hablaban del mundo y las vicisitudes que les había tocado en suerte. En un silencioso trabajo de difusión de la literatura, creó un taller literario, denominado “Cómplices de sueños” que, desde hace más de dieciocho años, reúne a chicos que escriben poesías y cuentos y participan de concursos en los que han obtenido importantes premios.
“A veces, dice Mary Zúñiga, vienen los trabajadores rurales que pasan dos o tres meses sin regresar a la ciudad a buscar libros. Se los llevan de a dos o de a tres y los devuelven con las tapas ajadas, impregnadas de tierra, pero leídos, y entonces la biblioteca cumple su cometido, dar de leer, alimentar el espíritu, abrir mundos en lugares donde el trabajo es rudo y sin descanso”.
La Biblioteca Raúl Entraigas es un espacio luminoso atiborrado de libros y plantas y, desde una ventana se ven los campos sedientos de lluvia. “Con estos –señala una pequeña biblioteca de libros de la colección Corín Tellado de tapas cien veces abiertas- empiezan los lectores no entrenados, por aquí los entusiasmo.”
Pero la biblioteca es mucho más vasta, tiene ediciones de clásicos y contemporáneos y de los escritores que asisten a los encuentros y dejan sus producciones.
Mary vivió en su juventud en el campo y casi sin instrucción, se convirtió en una lectora voraz, cuando no había libros se conformaba con los diarios que llegaban a su cocina envolviendo los alimentos. Sed de palabra tuvo Mary desde siempre y la fue saciando cuando terminó el secundario de grande y luego estudió la carrera de bibliotecología.
Por sobre todo ama a la poesía, y desde los inicios sintió que esa pasión debía ser socializada. De esa manera empezó por los más chicos que llevaban libros a sus casas y convertían en lectores a sus padres.
Viajera constante llevando a sus chicos poetas a encuentros y certámenes fue conociendo a otros escritores y así ideó los encuentros en Villalonga que se han sucedido ininterrumpidamente desde 1992 y a los que han asistido nombres célebres de la literatura como María Kodama que estuvo en dos oportunidades, el poeta Hugo Mujica, la cuentista Poldy Bird, la poeta Esther de Izaguirre entre otros.
En este último encuentro al que asistí como otros años en calidad de jurado del concurso de cuentos, estuvieron presentes entre otros: Alfonso Nassif, poeta de Santiago del Estero, Ricardo Altamirano poeta y profesor chileno, el fotógrafo platense Xavier Kriscautzky, el narrador Blas Tadeo Cáceres de Comodoro Rivadavia, la poeta mapuche Liliana Ancalao, Virginia Beccaria, licenciada en comunicación que homenajeó a Alfonsina Storni y artistas plásticos “Chelo” Candia, Maggie Koenigsberg y Duilio Pierre que hicieron un mural de homenaje a Alfonsina Storni y a Violeta Parra.
La plaza de Villalonga vio transitar durante cuatro días a más de cincuenta invitados, que se alojaron en un complejo habitacional de la parroquia y en los hoteles del pueblo. El más fascinante, a 7 Km. de la planta urbana, Los gauchos, está contiguo a una laguna de sal cuya soledad evoca las pinturas metafísicas de Giorgio de Chirico.
Como la Colonia Vela de Soriano, la Santa María de Onetti, la Yoknapatawpha de Faulkner o el Macondo de García Márquez, Villalonga parece un lugar ficticio, un extraño paraíso donde los lectores y escritores encuentran su patria.
2 comentarios:
Muy buena la descripción del evento!
Saludos afectuosos,
Anahí
Preciso y conciso. Nada que agregar, porque del escamoteo intelectual no vale la pena.
Saludos cordiales.
Ricardo Altamirano
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